Aún no es claro el papel de la CDMX en la era de la globalización

Por: Valeria Ivonne Ramírez Calderón

¿Sabías que la Ciudad de México fue declarada “Ciudad Global” desde 2018? Pero… ¿Cómo impacta esta designación en la manera en que vivimos la ciudad?

El 10 de octubre de 2018 el Jefe de Gobierno, José Ramón Amieva declaró a la Ciudad de México como “Ciudad global”, quedando estipulado en el artículo 20 de la Constitución Política local que para el futuro de la gran urbe se espera, entre otras cosas, la consolidación de su vocación cosmopolita e internacional, pacifista y hospitalaria. 

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¿Transitar a la ciudad global?

A partir de esa fecha la Comisión de Asuntos Internacionales del Gobierno de la Ciudad de México rinde ante el Congreso de Donceles un “Informe Semestral de Acción Internacional del Gobierno de la Ciudad de México” que tiene por objeto dar cuenta de los avances en la materia, específicamente en torno a los siguientes ejes: “igualdad de derechos; “ciudad sustentable”; “más y mejor movilidad”; “capital cultural de América”; “cero agresión y más seguridad” y “ciencia, innovación y transparencia”.

El último informe 2022-II solamente enuncia un listado de eventos protocolarios realizados por la autoridad local en el periodo señalado con los que se pretende consolidar a la Ciudad de México dentro de la globalización, pero no ofrece cifras, ni una evaluación cualitativa ni cuantitativa sobre los avances u otras mediciones que permitan dimensionar el impacto de estos actos, es básicamente un resumen de la agenda de eventos.

Los gobernadores de las grandes urbes tienden a incluir en sus agendas políticas y en sus discursos (casi a manera de mantra) la afirmación de que transitar hacia el modelo de “Ciudad global” equivale a prestigio mundial y progreso. Se convierte así en un eslogan de publicidad para los crecientes monstruos urbanos que atrae, entre otras cosas, turismo e inversión extranjeros. Sin embargo, se omite el hecho de que el término en realidad se trata de una categoría de análisis político que tiene por objeto criticar la manera de ser de las grandes urbes que están atravesadas por el fenómeno de la globalización

La creadora del término Saskia Sassen observa que las ciudades globales, si bien generan mucho dinamismo (sobre todo en el ámbito económico y cultural), también generan nuevos desafíos políticos y desventajas, ya que la economía global en general trajo consecuencias no tan positivas, como una creciente desigualdad, desempleo, destrucción de la tierra y el agua, grupos convertidos en minorías, enormes poblaciones desplazadas por la marginación y el despojo. Esto lo expone en su libro de 2014 Expulsions: brutality and complexity in the global economy. De acuerdo con CONEVAL, en 2020, únicamente el 30% de la población se encuentra en una situación no vulnerable, en tanto, el resto están en una situación de carencia por falta de acceso a la seguridad social, a los servicios de salud y de acceso a la alimentación. 

Flujo de capitales y “Ciudad global”

Por otra parte, el flujo de capitales como piedra angular de las ciudades globales es a la vez su talón de Aquiles, pues la transnacionalización no siempre es buena, ya que muchas veces se ve permeada por la ilegalidad, dando lugar a ilícitos como el crimen organizado que opera a escala transnacional, el cual Sassen no pasa por alto en sus obras, así como a los delitos fiscales. La organización no gubernamental México SOS menciona que, de acuerdo a datos proporcionados por el ejército y la Marina, en la actualidad operan cerca de 10 cárteles de la droga en la Ciudad de México, pues al ser internacional y por el aeropuerto, es punto de trasiego. 

También debido a esta categorización de “Ciudad global” (por el potencial de desarrollo que implica en medio de las economías neoliberales), en ellas se puede generar mucha especulación de la vivienda, lo que ha impactado de manera directa en la manera en que se desarrolla el proyecto urbano de la ciudad, con un exceso de construcción de oficinas y mediante la especulación de los precios de compra-venta y renta de las viviendas, que básicamente se han reducido a diminutos departamentos construidos por inmobiliarias.

Ser una “Ciudad global” no es un eslogan: implica dificultades y retos añadidos. Con esta designación se asume un compromiso internacional con las fuerzas supranacionales de la globalidad, pero escasamente se asume un compromiso con las comunidades y con el ciudadano frente a las desventajas del mundo globalizado, como la inseguridad, desigualdad, desplazamiento forzado de personas con base en la segregación económica. 

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El primero de junio pasado presenciamos una enorme movilización con motivo de una falsa amenaza de bomba a las oficinas de Google en Montes Urales, Ciudad de México ¿se ha visto una movilización similar cuando algún pequeño comercio es amenazado de manera real por el crimen organizado, incluso incendiado por no querer pagar cobro de piso? La Ciudad se está construyendo para seguridad de las transnacionales y los grandes capitales financieros, los ciudadanos no son prioridad. En palabras de Noam Chomsky ¿globalidad? ¿para quién? 

Fotografía: IBERO

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