El tema que ha estado en boca de todos esta semana ha sido el juicio que se está llevando a cabo entre Johnny Depp y Amber Heard, debido a la denuncia hecha por la actriz, en la que denuncia al actor por “Difamación”.
Es debido a los testimonios que se han realizado que ahora sabemos que el actor, Jhonny Depp vivió una infancia dolorosa en la que su madre, quien se había intentado suicidar, acostumbraba violentarlo.
“Era muy impredecible. Tenía la capacidad de ser tan cruel como cualquiera puede ser con todos nosotros. Podía volverse bastante violenta y era bastante violenta, y era bastante cruel. Y aunque hubo abuso físico, ciertamente, que podría ser en forma de arrojarte un cenicero, golpearte en la cabeza, o golpearte con un zapato de tacón alto o un teléfono o lo que sea que tengas a mano…” Declaró el actor.
Es debido a que esto que el actor comenta que utilizó sustancias desde los 11 años, para lidiar con el dolor.
Una infancia con violencia puede resultar en un adulto con problemas.
Podría resultar lógico pensar que una infancia en la que se ha sido violentado traería problemas en la edad adulta. Sin embargo, en La Central Noticias no podemos no remarcar las consecuencias que tiene la violencia intrafamiliar en los infantes.
Hay que recordar que la Organización Mundial de la Salud (OMS) define el maltrato infantil como los abusos y desatención que sufren los menores de 18 años, físico, psicológico, abuso sexual, desatención, negligencia y explotación comercial u otro tipo de explotación que dañe la salud, desarrollo y dignidad del niño, o poner en peligro su supervivencia, en el contexto de una relación de responsabilidad, confianza o poder. También exponerse a la violencia de pareja es considerado como maltrato infantil.

Consecuencias del maltrato en la infancia
Las secuelas de haber sufrido maltrato en la infancia, dejarán marcas neurológicas y consecuencias en la personalidad del adulto, la forma en que se relaciona emocionalmente y el cómo será su desarrollo personal.
Ser expuesto a una situación de estrés permanente provoca que ciertas regiones cerebrales que regulan las emociones sufran cambios significativos, como disminución de la densidad neuronal y la segregación elevada de hormonas como la adrenalina, hormona segregada ante situaciones de peligro en las que es necesario mantenerse alerta, eleva la tasa cardiaca, aumenta la tensión muscular, nuestras células trabajan a un ritmo acelerado para encarar la situación de peligro, etc. y el cortisol, hormona a la que la exposición prolongada provoca efectos negativos en la atención, la memoria y la toma de decisiones, y daño al sistema inmunitario.
El desgaste del organismo provocado por la segregación de las mencionadas hormonas provocará que haya predisposición a ciertas enfermedades, como lo son: problemas digestivos, intestinales, cardiacos, alteración del sueño, problemas de la piel, dolor cervical, perdida de pelo, perdida o ganancia de peso y enfermedades psíquicas.
Un peligroso “juego” hormonal…
Los infantes desarrollan una hipervigilancia, lo que significa que se encontrarán en un estado de sensibilidad mayor, esto quiere decir que se sobresaltarán con mayor facilidad con ruidos, señales o estímulos que perciban como situaciones que los pongan en riesgo. La hipervigilancia también está asociada a las hormonas que ya hemos mencionado (adrenalina y cortisol), lo que producirá un desgaste psicológico y físico en el infante, que será llevado hasta la adultez.
Es importante recordar que en todo caso en que se sienta identificado con alguno de los padecimientos mencionados siempre puede acudir al psicólogo o psiquiatra, o algún otro apoyo como puede serlo el Instituto Nacional de las Mujeres (INMUJERES) para recibir ayuda. No calles.